miércoles

Posibilidades infinitas incluye lo frágil con delicadeza.

Valor, temblor que se sujeta
dispersa el tiempo que se hamaca en un rincón.
Ahy de mi, diré
Ahy de mi, mujer.
Haz copia de esas llaves que abrieron hoy tus puertas.
Acepta el amor que engendran tus células.
Micromagnos movimientos se entrelazan los cimientos.
De mi Ser, de mi Ver...
y todo lo que en er resistiece y así ir...
Sentir...

Boca abre el presente que las manos esconden,
cuánto de aquello en mi y qué de mi en ello.
El rumbo perdido en certezas,
posibilidades infinitas incluye lo frágil con delicadeza.
Quizás este Sol, quizá otro.
El espiral siempre sube, no importa donde se esconde el recobeco.
Todo se mueve hasta este momento, que sigo moviendo.
Hoy mis manos no derrrochan, tampoco te tocan.
Confío en mi abrazo, como quien suspendido en el aire 
regresa a tierra como a su casa.

Dedos escupen letras, palmas salpican palabras
y como por abracadabra... desaparecer.
Es volverse invisible, teñir tu piel
de color traslúcido que alucino.
Estar por estar y no para estar.
Ser verbo, con su movimiento implícito y su dirección incierta.
Lo incierto que es en cierto, no lo falso, sino lo que aún no es acierto.
Jeroglíficos de tiempo, pivotean en las paredes octogonales.
En las diagonales me perdí, más arriba me encontré
luego no dormí y me pasé...
y cuando aún el sueño existía, no me avisaste para despertar.
Allí quedé... sentada, invisible, dormida, perdida...
despierta incierta.