Ludwig Schumacher, escultor europeo, habia llegado en la decada del 90 a Amaicha del Valle, conducido por un sueño que le llamaba a descubrir el contexto apropiado para otra de sus obras.
La Manifestación, de una profunda espiritualidad, la trascendencia en la esencia humana injertada en la naturaleza, me ha tocado con extrema sensibilidad.
OBRA DEL ESPÍRITU
Es Alma,
alma que desde el tronco
surge
y eleva los brazos
para atraer el cielo.
Es Oración,
oración que inserta en la imágen
brota
y desde el corazón
se extiende en el Valle.
Y en el orígen, Semilla,
semilla de árbol
que el viento sembró
junto al río
en suelo de piedra
entre espinas y arena.
Temple de Árbol,
árbol erguido
aspirando Infinito
junto al Hombre
con Espíritu en pájaros
para gestar la vida.
Expuesta Naturaleza,
naturaleza vencida
en un profundo sueño
preñado de ofrendas
con anidados tiempos
de ardiente espera.
Esencia de Algarrobo,
algarrobo elegido
para renacer en madre
Madre Eterna de los hijos
de la tierra
Implorante y Protectora
Madre Nuestra.
Agradezco a la Eternidad y a la Inmensidad
la posibilidad de que mis palabras sean cantadas por el viento,
en el silencio del Valle. Mariana L. Pascua Marzo de 1996
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Cuando se tiene belleza
se puede verla alrededor
apreciada tu gentileza
de Expresar sentido amor